4/07/1920. La persecución de los hermanos Iglesias Regueiro.

Ya he comentado alguna vez mi poca fe en la condición humana a la hora de solucionar sus propias diferencias. Y hoy, a plena luz del día y en medio de la calle, he sido testigo de nuevo de esta triste conducta que algunos consideran oportuna y lícita. Es repugnante que en plena tarde o a cualquier hora, algunos indeseables consideren que las cosas se puedan solucionar a tiros y por la fuerza. Por muy defendibles que sean sus motivos, creo que cuando se pasa a esta acción, los argumentos quedan totalmente a ras de suelo.

Los autores del asalto son de sobra conocidos en la ciudad a causa de otros altercados que han tenido ya con la autoridad. Uno de ellos, presidente de la Asociación de Sastres, está llevando a todo el gremio a la huelga durante estos días y parece ser que, si en algún caso alguien decide no secundar o seguir sus reivindicaciones, se toma por la mano la justicia y arremete contra el desdichado esquirol. Este individuo, al que le saltaron 3 dientes de una pedrada hará unos años, está acostumbrado a solucionar así las diferencias con los que le contradicen. Y es casi seguro que fuera por algo así por los que persiguió esta tarde a los hermanos Iglesias Regueiro, junto al «Monamía» (zapatero bruto donde los haya) y otro matón al que no tenía anteriormente visto.

Regresaba yo de un paseo por la Carballeira de San Lourenzo cuando vi a los hermanos Andrés y Celestino corriendo mientras miraban tras de sí. Andrés se sujetaba la mano derecha y parecía dolorido. Celestino tiraba de él para que no se rezagara. En aquel momento dos disparos de arma hicieron tirarme al suelo espantado. Fue así como comprendí el motivo de la precipitada huida. Los disparos provenían de 3 perseguidores, entre los que estaban los ya mencionados matones. Creo que los disparos fueron echados al aire, para amedrentar, pues nadie resultó herido.  Los hermanos lograron meterse en un domicilio mientras los otros, sin cejar en su empeño y profiriendo insultos, arremetían contra la puerta. No tardó en llegar la autoridad que, no sin poca resistencia logró reducir a los atacantes.

Tras explicarle mi aventura a mi tía Minia ella me comentó que lo más probable sea que estos personajes perseguían a Celestino por no secundar la huelga de sastres. Ella conoce bastante a Andrés, por ser clienta en la sombrerería Iglesias que tiene ubicada en el número 34 de la Rúa de Villar. Se disgustó mucho con el incidente y me aseguró que mañana lunes se pasaría por la tienda para preocuparse por el estado de Andrés.

Santiago rua del villar foto mas.
Rúa del Villar. Arxiu Mas

Es lamentable que en pleno siglo XX y en una ciudad resplandeciente de progreso y adelanto como es Compostela se produzcan este tipo de ataques. Lo peor de todo es que por este tipo de agresiones los atacantes estarán de nuevo en las rúas persiguiendo a sus atemorizadas víctimas o atentando contra sus bienes. No me extrañaría que los pobres hermanos vuelvan a sufrir algún atropello más antes de que finalice el año.

Yo puedo comprender los motivos que llevan a los obreros a comenzar una huelga, soy testigo de las numerosas desigualdades que existen en nuestra sociedad y reconozco que los patrones no siempre son humanos con sus trabajadores. Pero atacar así al que piensa diferente a ti o decide no apoyar tu lucha es algo que nadie debería tolerar.

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