25/05/1920. El pasatiempo de Betanzos.

Este fin de semana pasado mi tía Minia me tenía guardada una inesperada sorpresa. Un conocido suyo, Don Laureano Nóvoa le invitó a estrenar una de las lineas de Omnibus que enlazan con Betanzos y que han inaugurado este mismo mes. Don Laureano, gerente de la empresa Automóbiles Santiagueses, quiso honrar a su buena amiga con un viaje de ida y vuelta para ella y el acompañante que eligiera. Me da la inocente sensación que el coitadiño estaba buscando que ella le eligiera a él, pero mi tía me eligió a mí. No sé si eso le acarreará no ser invitada más veces para viajar en Omnibus, pero francamente, no me importa en absoluto.

La salida la hicimos el sábado a la una y media desde La Senra y llegamos a Betanzos a las cuatro y media. Tres horas sólo de trayecto que se me hicieron muy amenas escuchando la conversación de mi tía. Dentro de sus planes estaba visitar a una prima que hacía tiempo que no veía y que nos daría alojamiento el sábado y el domingo, pues el viaje de regreso estaba planeado para el lunes a hora temprana. Mi tía me explicó que los viajes en Omnibus eran uno de los grandes inventos del s.XX. Anteriormente existían transportes más incómodos y que tardaban más en llegar a sus destinos, como la diligencia o carrilana, un cubículo pequeño arrastrado por caballos que hasta hace poco conectaba Coruña con Santiago. Ese era precisamente el transporte que utilizó Gerardo Roquer, protagonista de La Casa de la Troya, para llegar a nuestra ciudad tras viajar en tren a Coruña desde Madrid.

Transporte público_Carrilana en la Porta Faxeira, Santiago de Compostela, a comienzos del siglo XX_
Carrilana en la Porta Faxeira a principios del s.XX

Creo que viajar en esas condiciones me produce claustrofobia y mareos sólo de pensarlo. Por suerte, no es el caso de este cómodo y moderno omnibus que a una no desdeñable velocidad media de unos 20 km/hora nos condujó plácidamente hasta la ciudad brigantina.

Allí nos esperaba Rosaura, la prima de mi tía. Tras saludarse con efusividad y hacer las presentaciones pertinentes, la prima nos condujo hasta su casa para que pudiésemos instalarnos.

Aprovechamos la tarde de aquel día dando un paseo en barca recorriendo el Mandeo. Rosaura nos comentó que para las fiestas de San Roque aquel río se llena de engalanadas embarcaciones que se dirigen hasta el campo de los Caneiros a celebrar una sonada Romería.

Cuando amarramos la barca contemplé un conjunto de hórreos que me dejó embelesado. Había como una docena, todos juntos y me resultaron de lo más variopinto.

Horreos Betanzos.FotoFerrer
Horreos a orillas del Mandeo. Betanzos. Foto Ferrer

Tengo que reconocer que la ciudad me dejó encantado, pero más sorprendente fue la visita del día siguiente, cuando Rosaura nos condujo hasta un parque que tenía un nombre de lo más curioso: «O Pasatempo». Este había sido construido por unos hermanos que habían sembrado una importante riqueza en la diáspora argentina. Estos dos indianos, lejos de mostrarse arrogantes y aparentar ante los demás a su regreso, mostraron grandes dotes de generosidad y humanidad poniendo su riqueza a disposición de sus vecinos para ayudar en el desarrollo social y económico. Promovieron la construcción de un lavadero público, un asilo y una escuela y para poder costear los gastos de dichas instituciones cobraban las entradas a los visitantes de este fenomenal parque que no me dejó indiferente lo más mínimo.

Rosaura no pagó entrada, por ser betanceira, pero mi tía y yo sí. Además, en la Casa Taquilla se vendían unas postales del parque cuya recaudación también contribuye para la manutención del asilo y el propio parque.

La primera impresión al llegar a la entrada ya ofrece un indicio de que lo que se va a encontrar uno tras la verja no es nada corriente. En ella, dos leones tumbados que parecen estar esperando que uno se acerque distraído para ser victima de sus garras. ¿Qué grandes templos tendrán que seguir guardando en el futuro estos dos felinos gigantes? Espero que este y sólo este hasta el fin de los siglos, mas Dios dirá, ya que el devenir es caprichoso, y volátil lo que se nos antoja inmutable.

Publicación Madrid Kallmeyer y Gautier, 1920

Publicación: Madrid : Kallmeyer y Gautier, [1920?]

Lo que más me agradó de este parque es que, además de jardines, estanques, fuentes y estatuas (lo cotidiano de un parque) también había un gran surtido de escenarios que recreaban lugares y países de todo el mundo. De un solo vistazo puedes viajar por las pirámides de Egipto, por la muralla China o por el recientemente inaugurado Canal de Panamá. Y aún más: un intrincado laberinto de grutas y escaleras te conducen finalmente a una terraza-mirador desde la que observar la ciudad junto a un león gigante (mucho mayor que los de la entrada).

Tras estas turbadoras y conmovedoras sensaciones, dimos un paseo último para contemplar el primoroso estanque del Retiro e hicimos lo propio dirigiéndonos al domicilio de Rosaura para dar buena cuenta de un ágape de despedida.

A pesar de lo bien que había transcurrido el fin de semana, debo confesar que no pasé bien la noche. Rosaura nos sirvió una tortilla aguada, semilíquida y medio cruda que no pude más que ingerir por compromiso pero que me repugnó hasta el punto de hacerme sentir indispuesto.

Betanzos sabrá hacer bien muchas cosas, pero en relación a las tortillas necesitan un poco más de instrucción.

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